He pasado un largo tiempo en la sabana,
protegido tras la sombra de la acacia (¡de la acacia!),
escuchando el silbido de la brisa,
y viendo el sol cuando amanece en la mañana.
He seguido el transcurso de un gran río,
sin saber lo que el destino deparaba (¡deparaba!)
me ha llevado hasta el pie de un alto árbol,
donde un grupo de gorilas me esperaba.
He tocado la corteza de su tronco,
he sentido el olor que de él emana (¡él emana!),
he jugado con las crías de los monos,
y he escalado columpiándome en lianas.
Oh Unidad en la que cuento mis anhelos,
quiero expresar lo agradecido que me siento (¡que me siento!),
por mostrarme el camino hacia el Mangani,
y así poder mirar desde su copa el cielo.
Yo, alzado en las alturas de las ramas,
entre sus hojas azotadas por el viento (¡por el viento!)
me he tumbado como si fuera una cama,
y he contado los astros del firmamento.
Como una piña en la unidad ahora me siento,
he pasado tiempo junto a Kili y Kala (¡Kili y Kala!)
he estudiado el idioma del gorila,
y he aprendido de un espalda plateada.
Los viejos sabios observaron mi futuro,
dijeron que mi estancia no sería eterna (¡sería eterna!)
pero aunque tenga que marcharme algún día,
sé que de mí siempre quedará una huella.
Oh Unidad en la que cuento mis anhelos,
quiero expresar lo agradecido que me siento (¡que me siento!),
por mostrarme el camino hacia el Mangani,
y así poder mirar desde su copa el cielo.
(©Unidad Esculta Kala, Campamento de Verano 2022)